Si pudiésemos trazar, antes de tiempo, unas pautas generales que de alguna manera sirvieran para definir el ADN itálico de la novela policíaca, limitándonos a los años y a los autores anteriormente mencionados, diríamos que este género ha sufrido en Italia un desarrollo constante que lo ha llevado a la afirmación de un modelo típico de novela policíaca a la italiana, es decir, un género que ha estado muy atento y ha perseguido muy de cerca la realidad política y social de Italia y con ella ha ido cambiando transformándose y adaptándose a las nuevas circunstancias y a los nuevos argumentos que la reciente historia de este país ha sido capaz de ofrecer. Muchas son las referencias a argumentos de actualidad como la crisis político-institucional, el terrorismo, la mafia, pasando por temas tan graves y tan actuales como el tráfico de armas, de órganos o de humanos, problemas que en los últimos años han llenado de tinta negra las páginas de los periódicos transalpinos. Esta atención y esta nueva "sensibilidad" dirigida hacia los problemas reales de lo cotidiano no se expresa en términos formales ―el género policíaco visto como simple pretexto narrativo― o de relleno, sino de forma sustancial, respetando las reglas estructurales del género del cual nos ocupamos.