La Revolución francesa dejó un reguero de víctimas, pero quizá ninguna de llas tiene una historia tan conmovedora y dura como el hijo de Luis XVI y María Antonieta, que no murió guillotinado sino que tuvo un destino más cruel. Prácticamente incomunicado y casi olvidado por quienes debían velar por su seguridad, la suya es una historia de decadencia física y mental en la que la crueldad y el totalitarismo se muestran en toda su crudeza. Nadie más indefenso y vulnerable, tampoco más inocente, que quien nació para reinar y a quien el imparable impulso de los acontecimientos históricos privó no sólo de una infancia digna o de un futuro, sino incluso de la vida misma. Aun cuando la autora introduce fragmentos de documentos de la época y recrea con precisión el ambiente revolucionario, La Habitación trasciende el género de la novela histórica para convertirse en un sobrecogedor alegato contra la tiranía y contra la pasividad frente a la injusticia.