Quizá nunca le cayó demasiado bien a aquella profesora de Lengua. Pero lo que no podía imaginar es que le quitaría un punto por escribir "q" en lugar de "que" en un examen, cuando él sólo estaba llevando a cabo una optimización de recursos materiales y gasto de energía. Lo hacía en los mensajes del móvil. De hecho, se imaginó a sí mismo tecleando "que", con sus tres interminables caracteres, y tuvo la certeza de que sus amigos se reirían de él. Todo el mundo sabe que hay cosas que están bien dichas y otras que no lo están tanto. Y que nadie está libre de cometer errores al expresarse. Pero lo sorprendente es que los errores se consideren algo muy grave en algunas ocasiones y en otras, en cambio, puedan llegar a estar bien vistos. ¿Por qué ocurre esto? Quizá porque lo correcto y lo incorrecto son conceptos que sólo cobran sentido cuando una persona concreta lleva a cabo la acción, siempre nueva y casi milagrosa, de comunicarse con otra u otras personas concretas en una situación real. Y esas otras personas, lo quieran o no, evaluarán lo que se les dice... y también a quien lo dice. "Yo eso no lo digo" es mucho más que un manual de español correcto: es, sobre todo, una reflexión sobre lo que define la propia corrección lingüística y sobre el papel que esta desempeña en nuestra sociedad. Los profesores y estudiantes de enseñanza media y universitaria, así como todo lector interesado, podrán informarse aquí sobre cómo hablar bien, al tiempo que encontrarán una guía útil para llevar este objetivo a la práctica. Siempre sin olvidar que lo que está bien y lo correcto no van necesariamente de la mano.