El autor, en sus frecuentes recorridos por Alemania, se ha centrado en una familia, los Nielsen, y en una pequeña localidad del Land de Westfalia, Altena, lugar aledaño a la Cuenca del Ruhr, el viejo corazón del acero, y ha tratado de desentrañar, de poner al descubierto, la marcha de una comunidad, el comportamiento de los personajes que la dan vida y el trapicheo cotidiano de lo que allá sucede. Allá, en la bella Sauerland, entre valles, bosques impenetrables y colinas de un verde intenso, pavoroso, como si escondiesen secretos muy espesos, muy profundos. Ramón Ayerra (en un lugar de Euskalherria, 1937) ha diversificado su extensa obra entre la literatura del viaje y la novela, o una mezcla de ambas formas literarias -que en el fondo, todo en la vida es un discurrir, un viajar, hasta que la muerte toca a retreta- y participando activamente en el mundo de la Prensa.Desde Las pequeñas cuestiones y La España Imperial, sus primeros acercamientos al mundo de la poesía, en el primer caso, y de la España profunda en el segundo, sus textos han seguido prodigándose, revisando las rinconadas de la vieja Nación y los entresijos de otras Patrias, más o menos adoptivas, como Portugal, Holanda, Suiza, Italia, y ahora Alemania. Con este texto, En el jardín de los Nielsen, inicia el autor su penetración en un mundo, el germánico, que le ha absorbido el tiempo reciente.